Nuestro país se ha ido a acostumbrando a discusiones polarizadas que no contribuyen al real interés nacional. La última de ellas ha ocupado durante varias semanas el tiempo y las energías de la clase política y ha copado una buena parte de los medios de comunicación.
La discusión política en torno al viaje de los hijos del Presidente de la República es, sin duda, una “discusión bizantina”. Y no digo esto porque considere que los temas de probidad sean de poca relevancia, sino porque el buscar provecho político en cada acto o diferencia, sólo genera odios, polariza a la ciudadanía y causa tensiones que no contribuyen a nada.
Resulta del todo válido cuestionar un acto que se pudiera considerar poco probo de parte de la principal autoridad política del país. De hecho, el espacio para el cuestionamiento público es un aspecto esencial de la democracia, que le permite crecer y desarrollarse de una manera sana.
Chile puede y merece hacer las cosas de otra manera. El buscar el provecho político en cada diferencia, solo está generando odios, polaridad y tensiones. Esta forma de desarrollar la actividad política no contribuye ni a la unidad nacional, ni a un ordenamiento de nuestro quehacer.
Pero, lo peor de todo, es que la gente termina por confundirse de lo que realmente ocurre o de lo que es importante para su desarrollo. Y, finalmente, el juicio frente a un determinado actuar se abanderiza, no se logra una conclusión sana y la gente se hastía.
Claramente, si existen cuestionamientos hacia una autoridad, deben realizarse con la altura que merecen, de manera natural y, sobre todo, sin intereses ocultos. Porque el tema de fondo en esta discusión claramente responde a intereses políticos de un sector y en ningún caso al interés nacional.
De hecho, en Chile todos los presidentes de la república han viajado con sus hijos en los últimos períodos, pero nadie dijo nada en su momento, porque parecía un tema natural o simplemente porque eran autoridades que provenían de su sector político. En este caso, bastaba levantar el punto y proponer cómo se debe hacer y no llevar una minucia a un tema de discusión de trascendencia nacional. ¡Porque simplemente no lo es!
Me dirán que los estándares de probidad y transparencia hoy son distintos. Y eso está muy bien. Debemos exigir cada vez más de ello, pero como una forma de buscar la mejor forma de hacerlo, de mejorar los procedimientos y reglamentos que impidan que en un futuro se repitan actuares que hoy consideramos inadecuados. Sólo de esta forma haremos que las discusiones en el país sean de una manera sana, porque si es así, la conclusión a la cual se llegue también lo será.
Alex Acosta M.
Presidente Ejecutivo Schwager Service S.A.