Estamos viviendo un momento muy complejo y difícil en nuestro país. Lo que hemos visto en las últimas tres semanas ha sorprendido a Chile. Pero, por lo que puedo apreciar, un problema relevante –entre otros- es que las diferencias de opiniones son enormes.
A mi juicio, gran parte de esto se debe también, a que existen distorsiones importantes. Se analiza la realidad de hoy con la lupa de los años 60 del siglo pasado. Y la verdad es que, no sólo estamos en el siglo XXI, sino que además la vida ha cambiado totalmente. El mundo es otro. La humanidad ha evolucionado de manera significativa. Se ha aumentado la expectativa de vida, se ha avanzado enormemente en erradicar la hambruna, millones de personas han salido de la extrema pobreza, etc. El mundo se globalizó, la tecnología ha transformado nuestra vida y el bienestar de las personas ha mejorado significativamente, disminuyendo de manera relevante, incluso, los conflictos bélicos.
Chile en diferentes materias no difiere de esto. En una columna anterior, mencionaba cómo evolucionó nuestro país en los últimos 30 años. Incluso si miramos datos objetivos podremos apreciar el tremendo avance de nuestro país en esta parte del mundo.
Sin embargo, tenemos un mal mayor, pero no sólo en Chile, sino también en el mundo. Existe una tendencia no sólo a ver lo negativo, sino también, a difundirlo intensamente y, muchas veces, a no validar la información. No le damos tiempo y cobertura a las cosas positivas de la vida. Y con esto, me refiero a hechos objetivos y debidamente medidos. Es más, estamos convencidos de ciertas deficiencias que no son tales.
Pienso que esa es una de las razones, por la que la disminución de la pobreza no es debidamente valorada y la consolidación democrática de nuestro país se pone permanentemente en duda.
En esto, los especialistas y los medios de comunicación deben jugar un rol más importante, siendo rigurosos en la objetividad de la información y su fundamentación, teniendo en cuenta siempre y de manera responsable el cómo se influye a la ciudadanía. En definitiva, se requiere de información certera y responsable. Indistintamente de si es buena o no.
Con esto no pretendo señalar que no estemos en un momento trascendente y de grandes definiciones. Muchas de ellas justas por lo demás. Sin duda, el país debe tratar de manera definitiva la problemática que se volcó a las calles. Pero, para ello, es fundamental que logremos un diagnóstico nítido de lo que nos falta, de cómo se puede conseguir y el camino que se debe tomar para alcanzarlo.
Es a partir de ahí que podremos construir el acuerdo nacional que entregue la seguridad a todos los chilenos de que se entienden los problemas del país y de su gente. Sólo de esa forma se alcanzará la unidad que se necesita para avanzar al Chile que todos queremos.
Alex Acosta M.
Presidente Ejecutivo
Schwager Service S.A: