El mundo se encuentra viviendo momentos complejos. Los conflictos que existen a nivel mundial parecen multiplicarse cada vez más y hacen que se vivan momentos como hace mucho no se veían. Al conflicto de Estados Unidos y China, se suman los problemas originados por el precio de los commodities (en especial el petróleo), además del conflicto que recién comienza entre Estados Unidos y la Unión Europea.
Y Latinoamérica no se queda atrás, donde existen complicaciones a lo menos en Argentina, con una profunda crisis económica. En Perú con un conflicto de ribetes constitucionales. Venezuela que ha profundizado su crisis política y económica. En Ecuador que vive problemas económicos que, incluso, han desatado una ola de protestas. En Brasil, donde la economía no logra despegar y en México, que en los cinco últimos trimestres muestra un crecimiento promedio de 0% (sí, un crecimiento nulo).
Dicho lo anterior, y sólo a modo de ejemplo, las propuestas de inversión de los analistas están orientadas principalmente a la renta fija, cuidando la liquidez y esperando que los nubarrones se despejen. Y todo esto contrasta con lo que ocurre en Chile, donde el crecimiento y lo sana de su economía son una gran fortaleza.
Pero en Chile nos hemos acostumbrado a mirar sólo el lado negativo de las cosas, sin mostrar capacidad de analizar los contextos. Necesitamos mirar el crecimiento desde la perspectiva de lo que el mundo y la región está viviendo. A diferencia de los Estados Unidos, Chile depende de los mercados externos. Por eso cuidar el equilibrio económico es fundamental para enfrentar estos tiempos y ese es un desafío del que se hace cargo el proyecto de presupuesto de la nación.
Crecer en las condiciones actuales del mundo y las de nuestro continente es un mérito. Lograr un crecimiento de un 2% a un 3% es positivo y se debe seguir trabajando para incrementarlo.
Entonces, nuestro debate político se debe orientar a buscar coincidencias para continuar la ruta al desarrollo, encontrando las soluciones a aquellos problemas que afectan a los ciudadanos, pero asegurando las condiciones para destrabar aquellos elementos que restringen el crecimiento.
En esto, el gobierno debe cumplir con su rol de manera responsable, convocando a la generosidad de unir e incorporar a todos los actores. Por su parte, la oposición también dar lo suyo, contribuyendo positivamente al debate y potenciando los acuerdos nacionales.
En nuestro país no sobra nadie y debemos entender que las diferencias son buenas. No tengo duda que las coincidencias y unidad, son un valor. Y menos dudas aún en que eso es lo la ciudadanía espera.
Alex Acosta M.
Presidente Ejecutivo
Schwager Service S.A.