En las últimas semanas una serie de datos han venido a reafirmar la idea de que la recuperación
de la economía nacional es una realidad. La creación de empleos de calidad ha mostrado un
sostenido crecimiento los últimos meses. El desarrollo industrial también ha mejorado,
sumándose el sector minero en el último trimestre, el cual volvió a elevarse con fuerza después de
un tiempo muy deprimido.
Por otra parte, la inflación continúa situada en el rango meta de la autoridad y la balanza
comercial fue favorable para el país después de mucho tiempo. Todo esto ha permitido que la
confianza empresarial se haya situado en niveles positivos después de un largo período y que el
índice de percepción de negocios mejore de manera sostenida.
Pero, ¿cuál es la mejor señal de que una economía está progresando y que los niveles de confianza
mejoran? Definitivamente la inversión. Sólo cuando ésta existe se moviliza la economía y se
genera crecimiento.
En nuestra última reflexión, ya hablábamos del crecimiento de la inversión minera en Chile y de
cómo se ha ido incrementando en el último período, generando un mayor dinamismo en el sector
y generando un importante impulso al crecimiento nacional.
Pues bien, ahora las buenas noticias de la economía chilena vienen de la mano de la inversión
extranjera directa. Evidentemente, el tamaño del país y su economía requiere atraer inversión
foránea y, en los últimos años, esto se había deprimido a niveles preocupantes y se requería de
manera urgente revertir esta situación.
Es así como el flujo inversional extranjero creció en un 28% durante 2018, constituyendo la
primera alza de montos en los últimos tres años y, a su vez, la mayor expansión anual desde 2011.
Pero un elemento de suma importancia en esta información es que un 95% del total de estas
inversiones corresponde a utilidades reinvertidas, siendo el mayor monto desde 2012.
Lo valioso de esto es que demuestra que las empresas extranjeras que operan en Chile han
recuperado su confianza en la economía nacional. En efecto, hoy la economía mundial se ha
caracterizado, principalmente, porque el flujo de las inversiones norteamericanas ha regresado a
Estados Unidos, debido a los incentivos y mejores condiciones que ha ofrecido el gobierno de
Trump. En cambio, Chile ha sido capaz de retener inversiones y generar las condiciones para que
consideren atractivo mantenerlas en Chile.
Esto es una muestra de confianza de gran relevancia. La atracción de inversiones no sólo requiere
de medidas económicas objetivas. Una parte importante dependerá siempre de condiciones
subjetivas, de aquellas señales que den tranquilidad y que hagan sentir que las reglas del juego
serán estables. Y eso es lo que hoy sucede en la economía chilena.

Falta mucho por avanzar aún. Las empresas debemos hacer lo nuestro y aportar lo que nos
corresponde. Hoy las condiciones son las adecuadas y tenemos el deber de contribuir a este
proceso con productividad y eficiencia, que son los otros dos elementos de gran relevancia para
conseguir crecimiento de una economía.

Alex Acosta M.

Presidente Ejecutivo Schwager Service S.A.