La perseverancia es la habilidad para automotivarse, de trabajar de manera constante para lograr lo que se busca, de poder tomar decisiones y cumplir con los objetivos que se han propuesto.
Los resultados nunca llegan rápido, sobre todo cuando se trata de una empresa. Sólo un gran golpe de suerte podría hacer que eso suceda. Pero lo más probable, es que, aun así, haya que esperar, tener paciencia y dejar que el negocio se desarrolle y logre tomar el camino que ha sido definido en la estrategia.
Los éxitos en la gestión de una empresa hay que buscarlos, porque claramente no van a llegar solos. Incluso en una empresa que ha alcanzado el éxito, que ha logrado objetivos importantes y ha alcanzado una posición de mercado relevante, va a requerir del trabajo constante, de una gestión clara, eficiente y sin desviaciones, que le permitan crecer de manera permanente e ir mejorando de manera continua, o bien, superar los momentos de dificultad que se van presentando.
Es ahí donde la perseverancia debe ser más fuerte que nunca. Sólo con ella se pueden superar los obstáculos. En esos momentos difíciles, que en toda empresa existen, deben recordarse más que nunca todos los logros alcanzados, para que sirvan de elemento motivador y de recordatorio de que el trabajo siempre da resultados. Trabajar, y trabajar aún más, es la única forma que existe para transformar las amenazas en oportunidades de crecer.
Lograr esto no es fácil. Requiere la habilidad de automotivarse de manera constante, ser realista en los objetivos propuestos y que sean alcanzables y así no permitir que la constancia se transforme en voluntarismo. Como también se precisa definir pequeños pasos, que permitan ir avanzando y obteniendo logros de manera permanente y que permitan saber que lo que se está haciendo es lo correcto.
Pero por sobre todo es imprescindible contar con las personas adecuadas. Las empresas logran ser exitosas cuando cuentan con equipos de excelencia, que creen en la estrategia y están decididas a luchar, sobre todo, ante las adversidades. De personas que sean también capaces de divertirse mientras cumplen con su rol, de aquellas que disfrutan de lo que hacen y que son capaces de celebrar con los logros que se van obteniendo.
En definitiva, la empresa no es muy distinta a la vida. Está llena de logros y crecimiento, pero también de dificultades. Nada en la vida es fácil, con muy pocas cosas que llegan gracias al azar. La vida es trabajo y esfuerzo, es construcción de nuestros propios destinos.
Por eso, en la vida y las empresas lo que logramos es proporcional al trabajo, al esfuerzo, la rigurosidad y la perseverancia que hayamos empleado en el camino.
Alex Acosta Maluenda
Presidente Ejecutivo