El Banco Central entregó el Informe de Política Monetaria (IPOM), donde realiza un razonamiento sobre el estado de la economía nacional.  Lo entrega la institución experta e independiente en análisis económico de nuestro país, lo que permite tener la opinión de especialistas, tal como lo expresé en una columna anterior.

El IPOM destaca que la economía mundial vive una circunstancia muy compleja y que incide directamente en nuestras vidas, principalmente por la apertura de la economía chilena; una consecuencia de la globalización. Se debe entender, entonces, que el comportamiento de nuestra economía no sólo depende de los aciertos de las políticas internas, sino también, con lo que ocurre en el mundo y con la capacidad de adaptarse razonablemente a los cambios.

La economía global está afectada por la mal llamada guerra comercial. El mundo ha deteriorado sus relaciones de intercambio, incidiendo directamente en todas las economías. Esto obliga a revisar el comportamiento y evolución de nuestra economía en los próximos años; la que, según analistas y el mismo informe del Central, anticipan que esta complejidad nos acompañará a lo menos hasta el año 2021.

Concretamente, se señala que los efectos de la guerra comercial son visibles en los países directamente involucrados y, también, por “la relevancia de las cadenas de valor global los ha transmitido a muchas más economías, como lo refleja la debilidad del comercio mundial y de la actividad manufacturera “.

Sin duda, eso nos afecta, sumado a un elemento adicional… El débil desempeño de la economía latinoamericana con la cual nuestras relaciones de intercambio son significativas. Hablamos entonces de un deterioro de tipo global, que incide en los ritmos de crecimiento y el precio de los comodities, impactando de manera directa en nuestro país en el precio del cobre (el cual se estima no tendrá un repunte antes del año 2021).

Entonces, a la hora de analizar la economía chilena no podemos perder de vista estos aspectos y, por ende, se debe dar un cambio a la discusión. Porque, el debate sobre el crecimiento no sólo depende de los aciertos de la conducción económica. La discusión debe comprender e incorporar el análisis global. Desde esa mirada, las estimaciones de crecimiento que fluctúan entre 2 y 3 % son valiosas.

Desentenderse de los efectos de la globalización es una absoluta irracionalidad. Hay que centrarse en qué acciones se requieren para contribuir a ese nivel de crecimiento al año 2019 y mirar hacia los años 2020 y el año 2021, donde el IPOM señala que se puede retomar la senda del 3% de crecimiento. 

Finalmente, es oportuna la discusión sobre las otras temáticas que ocurren en nuestro país. Pero hay momentos y momentos para grandes cambios y reformas. No es lo mismo, una reforma en las condiciones actuales que en tiempos más fértiles.

Estimo entonces que el país debe centrarse y concluir el debate tributario y al sistema de pensiones. Una vez terminado eso, tiene sentido desarrollar la discusión nacional para enfrentar otros temas. Obviamente partiendo por los estudios en profundidad que permitan sacar las mejores conclusiones.

 

Alex Acosta M.