En la década de los ochenta, Nueva Zelanda tenía un ingreso per cápita similar al de Chile.
Australia lo tenía unos años antes. Hoy, estos dos países oceánicos han pasado a integrar la
exclusiva lista de los países desarrollados.
Desde esta óptica, uno se puede percatar que estamos en una situación expectante y con la gran
oportunidad de dar el salto al desarrollo. Estamos en un punto de inflexión y depende de lo que
hagamos como país para que definitivamente demos ese salto que tanto se ha buscado y
trabajado en las últimas décadas.
Por eso es importante mirar las medidas que tomaron estas naciones para transitar el camino que
les permitió alcanzar esa anhelada posición. Porque, si las miramos en detalle, nos daremos
cuenta que las medidas que adoptaron guardan relación entre ellas.
En el caso de los neozelandeses, al igual que en Chile, el papel que tuvieron las exportaciones fue
fundamental. Para impulsarlas con mayor fuerza perfeccionaron el sistema tributario, actualizaron
la regulación financiera, modernizaron los sistemas de información y evaluación de los servicios
públicos e implementaron medidas de responsabilidad fiscal pensando en el largo plazo.
En el caso de Australia, se implementó una reforma tributaria para ampliar la base impositiva,
modernizaron los servicios públicos, simplificaron la regulación laboral y pusieron énfasis en el
aumento de la productividad.
Como podemos ver los desafíos que tenían hace tres o cuatro décadas son los mismos que hoy
tiene nuestro país. Hoy Chile se encuentra en una posición expectante. Un crecimiento de 4% el
último año, generación de nuevos puestos de trabajo en torno a los 500 mil anuales, importantes
niveles de crecimiento de la inversión, la construcción y la demanda inmobiliaria crecen en sus
mejores niveles de los últimos años. Más allá aún, la tasa de homicidios en Chile se mantuvo como
la más baja de Latinoamérica, bajando aún más los índices este último año. Todos indicadores que
demuestran lo bien y cuanto avanzamos como país.
Ahora todo depende de lo que seamos capaces de hacer y acordar. Se debe modernizar el sistema
público, aumentar los niveles de productividad, modernizar el sistema laboral y adaptarlo a las
exigencias que impone la tecnología, entre muchas otras cosas de orden social.
Entonces, ha llegado el momento de dejar las recriminaciones y las flagelaciones y comenzar a
valorar lo alcanzado. Reconocer que son muchas las cosas buenas y que las pendientes requieren
de generosidad y mucho diálogo. Entender que existe una oportunidad única y que para
aprovecharla se requiere de la voluntad de todos los sectores. De sentarse a la mesa y alcanzar a
acuerdos… sin olvidar que el objetivo final es el mismo para todos.

Alex Acosta M.

Presidente Ejecutivo

Schwager Service S.A.