Hoy lunes el Presidente Sebastián Piñera inicia su visita a la República Popular China, ocasión que permitirá a Chile ser el único país latinoamericano en estar presente en el “Proyecto de la Franja y la Ruta”, que busca reactivar la Ruta de la Seda y, de paso, profundizar las relaciones comerciales de nuestro país y el gigante asiático. Hoy, China es el principal socio comercial de Chile, concentrando el 32% de nuestras exportaciones y superando los 41 mil millones de dólares en intercambios durante 2018.

En tiempos en que existe una fuerte guerra comercial entre Estados Unidos y China y que aún no muestra indicios de un acuerdo entre las dos potencias, se ha instalado una discusión en nuestro país, a mi juicio necesaria, acerca de la conveniencia de profundizar aún más las relaciones comerciales con ese país de oriente.

Sin embargo, más allá de las discrepancias que puedan existir, es indudable que China hoy en día se ha convertido en una potencia económica global, con una capacidad de demanda de bienes que es capaz de movilizar la economía mundial y con fondos disponibles para inversión en el extranjero que podrían generar cambios importantes en los modelos de financiamiento.

Por otra parte, el modelo económico chino no sólo ha generado importantes cambios en la economía y en los equilibrios políticos mundiales, también ha contribuido a una importante movilidad social en el país asiático y ha permitido sacar de la pobreza a más de 700 millones de habitantes de ese país en poco más de cuarenta años.

Entonces, más allá de las discrepancias existentes o del acercamiento que se pueda hacer, lo que debemos reconocer es que ese país supo construir un modelo a su medida, manteniendo gran parte de sus convicciones, pero cediendo y modificando aquellos aspectos que le permitieron competir con otras potencias mundiales; generando de paso, grandes beneficios para el desarrollo de sus habitantes.

Esto debiera ser un ejemplo para nosotros. Las diferencias de las miradas en nuestro país pueden ser tan profundas como lo fueron en China en su momento. Pero siempre puede existir un equilibrio. Depende de nosotros buscar esos puntos de encuentro y generar acuerdos que permitan solucionar los grandes cuellos de botellas que aún existen en Chile. Ese desafío es mucho más importante que las diferencias entre las miradas políticas y económicas que pueden existir; tal como en China lo fueron en su momento.

Alex Acosta M.

Presidente Ejecutivo

Schwager Service S.A.