En las últimas semanas tuve la oportunidad de encontrarme e intercambiar ideas con dos importantes ejecutivos que visitaron Chile. Uno de ellos el máximo representante de una importante empresa internacional proveedora de la gran minería y, el otro, un innovador empresario norteamericano y especializado en atracción en capitales de riesgo para grandes inversiones en energías y tecnologías de vanguardia.
Lo más llamativo de las dos conversaciones, además de lo interesante que fueron, es la similitud que tenían los dos en su mirada y percepción sobre nuestro país. Ambos coincidían en que Chile es un país excepcional para venir a realizar negocios.
Uno, destacaba que nuestra economía tiene condiciones excepcionales generadas por la apertura de su mercado, su estabilidad política, certeza jurídica y reglas claras que son respetadas en el tiempo. El otro, destacaba que Chile tiene una base productiva diversa y con todas las condiciones para poder desarrollarla y agregar valor a sus recursos naturales. Y pensaba, además, que están todas las condiciones para que el país de un salto importante en desarrollo y transferencia de nuevas tecnologías asociadas a sus industrias. Y, más aún, producto de la cultura del emprendimiento que existe en nuestros jóvenes, creía que acá podría existir un “Chilicon Valley”, haciendo un juego de palabras con “Silicon Valley” como el principal espacio del desarrollo de tecnologías del planeta.
No deja de ser curioso que cuando miran y analizan nuestro país desde otras latitudes, son capaces de ver todas las cualidades y oportunidades que nosotros no somos capaces de valorar. Chile sigue siendo atractivo y con atributos que superan con creces al de otros países de la zona y, más allá de las turbulencias existentes en la economía mundial y que han afectado a nuestra economía, el país mantiene su capacidad de crecer y de ofrecer un entorno estable para las inversiones.
Con esto, no es mi intención relativizar los problemas que sí tenemos como país y que debemos ser capaces de resolver. Hay temas de fondo de los cuales debemos hacernos cargo y que tienen que ver con mayores oportunidades y también otros temas que nos permitan recuperar el potencial de crecimiento que tiene nuestra economía.
Sin embargo, pareciera que entre nosotros prevalece nuestra cultura que tiende a mirar y resaltar lo que no anda tan bien y que nos hace incapaces de resaltar lo positivo y sobre lo cual se puede construir. Las oportunidades existen y sólo hay que trabajarlas para hacerlas una realidad. Pero eso es difícil de lograr si no somos capaces de mirar lo positivo, de lograr acuerdos sobre lo que se debe mejorar y concordar el camino que entre todos debemos hacer.
Alex Acosta M.
Presidente Ejecutivo Schwager Service S.A.